Dentro de las acciones que venimos desarrollando en torno al día de la persona voluntaria, hemos querido tener el testimonio de una persona que lleva mucho tiempo vinculada al mundo del voluntariado en diferentes espacios. Uno de ellos ha sido en Coordinadora, apoyando, desde hace muchísimas ediciones, en el desarrollo de la actividad más importante del año, el Día Infantil y Juvenil. De hecho, el día 13 de diciembre recibió uno de los reconocimientos al voluntariado que entrega Coordinadora por esta dedicación.

Nos estamos refiriendo a Marisa García, a la que le hemos hecho algunas preguntas y nos ha dejado estas interesantes reflexiones que compartimos con todos vosotros y vosotras:

¿Por qué te decidiste a hacer voluntariado? ¿En qué ha consistido?

Creo que forma parte de mi formación como persona, desde bien pequeña. Siempre he participado como niña en campamentos o asociaciones parroquiales y el hecho de ayudar y colaborar en grupos o en asociaciones forma parte de algo “natural”, de trabajar en grupos y equipos por cambiar las cosas. Desde muy joven he sido monitora de tiempo libre en dos entidades del barrio y luego ya de adulta sigo siendo voluntaria de otras entidades sociales por una razón de compromiso social, de hacer cosas por los demás, de aportar mi grano de arena para cambiar este mundo.

-Llevas mucho tiempo como voluntaria, ¿notas que el voluntariado ha cambiado en los últimos tiempos? Perfil de la persona voluntaria, motivaciones, expectativas…

En estos momentos soy profesora de ciclos formativos de formación profesional en el ámbito de la intervención social, con jóvenes de entre 18-25 años en su mayoría, y tristemente me encuentro en mis aulas con alumnado que ni ha tenido experiencias en su infancia de pertenecer a grupos, ni ha participado ni siquiera en campamentos de verano o no conocen realidades sociales distintas de las de su familia, colegios y amigos. Les cuesta pensar en dedicar parte de su tiempo libre a otra cosa que no sean sus amigos o sus aficiones. Sin embargo, la experiencia de entrar en contacto, a través de su formación, con realidades sociales, con historias de vida difíciles, con colectivos en riesgo social, con testimonios reales y directos, eso les conmueve y  hace que empaticen, conozca una realidad desconocida, y que  la mayoría se reafirme en la elección de su profesión, pero muy pocos pasan de ahí a ser voluntarios.

Creo que la experiencia en el periodo de formación de la persona, infancia y adolescencia, de estar en grupos, colaborar con otros, participar en asociaciones o entidades, es lo que crea esa motivación necesaria para querer liberar parte de su tiempo libre en colaborar con grupos y personas para cambiar cosas que no nos gustan. Participar desde bien pequeño en acciones, desde el colegio, los institutos, participar y aprender a participar es la clave.

-Está claro que el voluntariado beneficia a los proyectos y a las personas a las que va destinado ese trabajo, pero, si alguien que lee esta entrevista y se está planteando si empezar a hacer voluntariado, ¿qué le podría aportar  si se decide a hacerlo?

Para mí la principal riqueza del voluntariado reside en juntarse con otras personas, en hacer grupo, en sentirse que perteneces a un grupo o colectivo, y que juntas se trabaja para un cambio y una transformación real de las situaciones que pueden vivir las personas hacia las que se orienta la acción social.  Además de la satisfacción que produce el encuentro con las personas hacia las que va dirigida esa acción voluntaria, es el sentir que lo haces no de manera solitaria, individual, sino junto con otros, con otros que, como tú, quieren cambiar las cosas. Sentir que hay otras personas que opinan como tú, que apuestan por la lucha contra injusticias y que se sienten vinculadas a situaciones de dificultad de personas o colectivos vulnerables, y que dando parte de tu tiempo, contribuyen a que ese cambio o esa transformación social  sea posible.

– ¿Algo más que nos quieras comentar?

En estos tiempos en el que muchos nos sentimos como “el salmón contracorriente”, intentando defender valores y derechos con pequeñas acciones, el voluntariado es ese salmón que lucha para llegar a su meta río arriba, y eso le hace fuerte. Pero si además nos juntamos con otros para subir río arriba, nos empodera como personas y como sociedad.

Muchas gracias!

 

Comunidad de Madrid

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